Reseña || El legado, de Katherine Webb


*Cómo llegó el libro a mis manos:
Desde hace un tiempo me atraen muchísimo las sagas familiares y de esta había leído muchas críticas positivas. Lo encontré de segunda mano, en perfecto estado, por unos euros y decidí darle una oportunidad. Su portada y sinopsis me atrajeron al instante:
Dos hermanas,
un secreto inconfesable
y un pasado que
no puede seguir oculto

*Argumento:
Beth y Erica vuelven a la casa familiar, pues su ¿abuela? Se la ha dejado en herencia, con la única condición de que las dos vivan en ella. Ambas hermanas saben que algo terrible pasó allí cuando eran niñas, pero mientras que Erica quiere recordar, Beth solo quiere borrar de su memoria aquello, pues desde entonces sufre una profunda depresión. Cuando eran pequeñas su primo Henry desapareció misteriosamente y nunca supieron nada de él. Erica comienza a investigar, hablando con gente de los alrededores y buscando entre los baúles de su bisabuela Caroline.

En otra línea temporal, entre 1901 y 1911, tenemos la historia de Caroline, que decidió dejar su vida de lujo y riquezas por casarse con un trabajador del campo, Corin, de quien estaba terriblemente enamorada. Al mudarse con él debe afrontar un nuevo estilo de vida, llegando a relacionarse con gente del pueblo ponca como Joe y Magpie, sus vecinos. Esta situación vuelve paranoica a Caroline, que sospecha que el hijo que espera Magpie es de Corin, pues cree que entre ambos hay algún tipo de relación secreta. Cuando nace el hijo, a quien llamarán William, Caroline confirma sus sospechas y aumenta su desagrado por la situación y por su marido.

Corin y sus compañeros salieron a caballo para hacer recados de la granja, pero tan solo volverán sus compañeros, pues él muere aplastado por su propio caballo en un accidente. Esto hunde a Caroline, que se vuelca en ayudar a Magpie con su hijo, pues tenía la certeza de que era lo único que quedaba de Corin. Unas terribles fiebres azotarán la granja, haciendo que los jornaleros, Joe, Magpie y el bebé se enfermen. Magpie, desesperada por su hijo, le pide a Caroline que vaya a la ciudad a buscar ayuda para curar a William, y ésta le promete que volverá con un médico para poder curarlos a ellos también. Así lo hace y la salud del bebé, a quien se ha llevado consigo, mejora. Sin embargo, no se ve con fuerzas para volver a la granja y devolverle su bebé a Magpie, pues lo siente prácticamente suyo. Esto la enloquece, y comienza a actuar irracionalmente.

En 1911, tras unas semanas sola en la ciudad con William, decide llamar a una niñera para que cuide de él durante un tiempo. Tras esto acude a casa de su tía Bathilda, con la que vivía antes de irse a la granja, que, reticente y después de saber sobre la muerte de Corin, la deja volver a su hogar. Bathilda le pregunta a su sobrina si hay algo que deba saber, pues quiere ingresarla de nuevo en la más alta sociedad y algo como un matrimonio pasado es algo que debe evitar contar. Caroline niega cualquier otra cosa que pudiera manchar su nombre. La tía Bathilda, sin perder el tiempo, le presenta a Henry Calcott, con quien pronto contraerá matrimonio. Unos días después, la niñera acude a su casa con el niño, reprochando su actitud al haberlo dejado abandonado. Caroline, presa del pánico, no sabe qué hacer con el bebé, pues no puede mantenerlo con su nueva situación. Con mucho dolor, sale en mita de la noche con William envuelto en una sábana de lirios que encuentra en su habitación y lo deja junto a unos carros de gitanos, con al esperanza de que se lo lleven y lo puedan cuidar.

Así, la situación parece estar estable, hasta que Caroline descubre que está embarazada. Entonces todo su pasado empieza a derrumbarse: si en la granja no se quedó embarazada de Corin, no fue porque ella fuera estéril, sino porque lo era su marido. Y por tanto, el hijo de Magpie no podía haber sido suyo. Le había robado el hijo a su amiga y ni siquiera podía excusarse con que fuera hijo de Corin. Tras esta revelación, cae en una depresión y todo el mundo piensa que se ha vuelto loca, pues su actitud parece la de un fantasma.  Sus hijos, porque tiene varios, fallecen al poco de nacer, excepto dos, a los que ni siquiera tiene fuerzas de querer.

Henry, su esposo, decide que quiere que uno de sus compañeros de trabajo, uno de la familia Dinsdale, viva cerca de su casa en Storton Manor, pero a Caroline no le parece bien. Ella reconoce a ese hombre: uno de los gitanos que recogió a William y le dio una nueva vida; siento odio porque ellos lo puedan disfrutar y ella no. Caroline enloquece contra su familia y su hija Meredith, conviviendo con la actitud de su madre, comienza a odiarlos también.

Finalmente volvemos a la historia de Beth y Erica. Cuando eran niñas jugaban mucho con su primo Henry, que era bastante perverso con los demás, y con Dinny, un niño gitano con quien la familia Calcott no quería que sus niños se juntasen. Un día, mientras Erica, Beth y Dinny estaban el estanque cerca de su casa, Henry cogió piedras para lanzárselas. En un mal gesto, Beth tiró a Henry al agua, quedando inconsciente. Presas del pánico, las niñas huyeron y nunca más supieron de Henry: su versión, y la que siguieron familiares y prensa, es que el niño había sido secuestrado.

En el presente, cuando Beth y Erica llegan a la casa, se dan cuenta de que Dinny vive allí aún, junto a un chico llamado Harry, que tiene cierto retraso mental. Erica, en su ansia por descubrir qué pasó cuando era pequeña, descubre que Harry es en realidad su primo Henry. Lo que sucedió fue que, cuando ellas huyeron, Dinny llamó a su padre y consiguieron reanimarle, aunque demasiado tarde, haciendo que Henry fuese una persona totalmente distinta. Se marcharon del lugar, para que nadie supiese lo que había pasado. Dinny cargó con la culpa y con los cuidados del que en la infancia le hacía bullying, mientras que Beth cargó con la culpa de creer que había matado a alguien hasta conocer esta verdad.

Todos los sentimientos negativos con los que llegaron las hermanas a Storton Manor se habían esfumado y ahora estaban dispuestas a empezar de cero.


*Crítica:
Este libro no me ha terminado de convencer.
Es un libro entretenido, con una historia fácil de leer y con algunas cosas buenas que quiero destacar, pero que hacen un equilibrio con las cosas negativas. Para mí, se queda en un libro regular, ni malo ni bueno.

Otras cosas buenas que encuentro en el libro son os finales de los capítulos. Me recordaba a una serie, en la que te dejan en la parte interesante al final, cuando se acaba el episodio. En esos momentos se producen los giros dramáticos de la historia y están muy bien llevados. Supongo que habrá gente a la que les habrá podido parecer que eran previsibles, pero yo nunca me entero de estas cosas y siempre me sorprendo cuando sucede algo intenso o se resuelve un misterio.

Siento, por otro lado, que los personajes están dibujados de manera extraña. Unos evolucionan muy bien, como Henry/Harry y Caroline, pero otros como Beth y su marido son un desastre. Beth, en primer lugar, sufre una depresión, pero su personaje está repleto de estereotipos. Su marido, que según nos deja ver la historia está en proceso de divorcio, tiene comentarios respecto a la enfermedad de Beth que me han producido rechazo e impotencia, haciendo referencia a su inestabilidad y llevándolo al campo de la maternidad: dice que es incapaz de cuidar de su hijo; su objetivo con estos comentarios es que ella se encuentre mal y así poder quitarle la custodia. Vergonzoso, pese a que sea un personaje de ficción, esto sucede en la realidad. Me ha dolido leer lo que decía. No ayudan a la visibilización de la depresión.

En relación a esto último, hay escenas demasiado gráficas que no voy a mencionar por eso mismo. Hay detalles que no son necesarios, que son desagradables en contextos de enfermedades mentales, y que más allá de normalizarlas, crean rechazo.

El misterio tan horrible que gira alrededor de la historia, que en realidad son dos, realmente siento que no es tan oscuro como lo pintan al principio. Quizá la historia del pasado ha sido más intensa y la he podido disfrutar más, pero la historia del presente me ha dejado indiferente. La reacción de los personajes respecto a sucesos supuestamente importantes es fundamental, en la parte del presente la reacción deja bastante que desear. A esto, añadirle que el desenlace de este misterio del presente es terrible, está muy mal llevado. No puede ser que, tras veinte años que un niño ha estado desaparecido, sepas su identidad y no se lo comuniques a los familiares más cercanos (madre, padre, etc.). Pues las protagonistas no lo hacen, abogando que así le evitan el sufrimiento de ver en qué se ha convertido su hijo y de saber la verdad. Escribo estas líneas y me frustro.

Decir, para terminar, que a mitad de la novela, los personajes del presente empiezan a hacer teorías sobre la historia de Caroline y una de ellas es lo que pasa realmente. Este recurso no acabo de entenderlo si lo que quieres es sorprender al lector, pues ya lo ha leído, crea que es real o no. Se puede usar este recurso para que el lector avance con los personajes, ¡pero no puedes contar el final y quedarte tan tranquila!


*Citas destacadas:
Lloraba sin darse cuenta de que lo hacía, e iba por la casa manchada de sal.

Esperamos a que la gente que podría responder nuestras preguntas haya muerto para darnos cuenta de que teníamos preguntas que hacerles.

Mi único consuelo ha sido que nunca me he perdonado a mí misma, que seguramente la vida que he llevado ha sido suficiente castigo. Pero no, nunca habrá un castigo lo bastante grande para lo que hice.


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